Россия, aventuras entre Anastasia y Lenin

Aunque cueste creerlo Anastasia y Lenin son del mismo país. Hace casi 3 semanas aterricé en Moscú, y después de mucho recorrer todavía me sigue costando entenderlo. Ósea, agua y aceite unidos por un único factor común: el territorio (y el poder claro esta). Pensamientos así extremos en este viaje, varios, pero dicen que los opuestos se atraen, no?

Para poner un poco en mapa a la gente que desconoce varios hechos (como yo lo hacía antes de llegar acá), Rusia es el país más grande del mundo, país con veranos de 15-20 grados, en donde Asia se une con Europa, y las etnias viven sin entender mucho de donde vienen pero sí hacia donde van. Rusia es uno de los países de los que forman ese gran bloque de ladrillos en crecimiento (BRIC), que después de años de comunismo tiene un gran deseo insatisfecho de capitalismo, y que junto al progreso económico dejan de resultado un excesivo número de autos, ropa, tecnología, y hasta comida en la calle difícil de evitar. País en el que sus calles parecen un freacking fashion show constante. País con catolicismo ortodoxo, matrioshkas de hasta 31 piezas y con un alfabeto que convierte al Ruso en uno de los idiomas más difíciles de hablar. País con excesivas burocracias, pero con tal orden y control que hace que uno piense dos veces (o más) cada una de las cosas que quiera hacer.

Como les contaba, llegué a Moscú, Rusia, hace casi 3 semanas para una conferencia internacional de AIESEC (ONG para la cual trabajo y de la cual ya les hablé – www.aiesec.org) que se hace todos los años en distintas partes del mundo. Con la expectativa de estar en una misma sala de conferencias junto a personas de mas de 110 nacionalidades, religiones y pensamientos, llegué a un aeropuerto el cual no puedo pronunciar su nombre, después de un laaaaaaargo viaje (BsAs-Sao Paulo-Istambul-Moscú) y eternas horas de escala. Ya llegar a un país en donde no podes siquiera leer lo que dice en los carteles, aunque no lo entiendas, es un desafío importante. Y así lo fue todo el viaje…. Imagínate la calle, la comida, el metro, la gente, los hostels, TODO incomprensible y 100% a base de señas. Ya al final te gana el cansancio de que no te entiendan y preferís perderte solo (pero al mismo tiempo encontrar lugares increíbles), comer cualquier cosa que te traigan (y conocer platos que jamás te animarías a probar si supieras que fueran), o entender que el museo que estas buscando no lo vas a encontrar y con lo que tenes en frente simplemente basta (para que querer más?), más allá de que estes erróneamente convencido de que seguir fomentando la creatividad de tus señas te va a llevar a buen puerto. En fin, ni bien llegas te encontras con es ola difícil de digerir de una, pero que de a poco va gustando y que después no queres dejar.

De este gran país pude recorrer solo dos ciudades, Moscú y San Petesburgo, pero fue suficiente para poder sumar otro capítulo de historia en mi vida, y agrandar un poco mi paciencia frente ciertas burocracias que nunca entenderé.

Rápidamente hablando,  podemos retomar la historia de Rusia desde el surgimiento de los Czares y sus dinastías de gobierno (luego de la revolución de los Mongoles – antes del sigo XX – que gobernaban un territorio pequeño que rodeaba la ciudad de Moscú, y crearon la figura del Czar por el simple hecho de sentirse literalmente dios en la tierra). En la época Czarista, Rusia se convierte en imperio, gracias a personajes como Iván el Terrible, o Pedro el Grande (con sus historias de asesinatos de hijos y padres, territorios ganados y princesas perdidas). Luego de la dinastía mas larga de historia, 300 años, con la familia Romanov, como todo sistema en el mundo, el Czarismo feudal llega a su fin, y con la revolución llega el sistema comunista al país, de la mano de Stalin (todavía pensado como una gran solución a grandes rasgos, hoy en día, por algunos). Luego de guerras mundiales y frías, Lenin y muros, la democracia se establece en Rusia hasta la actualidad.

Por eso ahora me explico, después de tanta historia, porque me llevo mi cartera llena de Registration Cards, papeles que dicen donde estuve en todo momento, a que hora y para que, o mil tarjetitas que me habilitaban pasar del lobby del hotel a la parte de las habitaciones, más allá de que ya era huésped hace 5 días y ya había pasado por la puerta como unas 4 veces. Si hay algo que se después de tantos viajes, es que los hábitos y costumbres, la cultura, vienen de la historia, y más allá de que no guste o uno no le encuentre el sentido, no sos quien para criticar, ya que básicamente no estuviste ahí cuando se creo ese hábito ni podrías describir, por más que leyeras durante semanas, como se sintió estar ahí.

Para ir terminando, después de toda esta historia, burocracias y aprendizajes, como siempre, los dejo con las fotos de la Linda San Petesburgo, con catedrales de colores, palacios de invierno convertidos en museos más grandes del mundo (A.K.A: Hermitage), canales y ríos, miradores y calles amplias y grandes. Y también con las fotos de la histórica Moscú, y su plaza roja, sus museos, tumbas de Stalin y Lenin, con estaciones de metro hermosas construidas super abajo con la idea de soportar cualquier bomba nuclear en la guerra fría, y con el kremlin rojo, grande, cuidando y gobernando siempre (más allá que ahora ya no sea residencia del poder) las calles de la ciudad.

Enjoy 🙂

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Semanas entre Premios Nobel y escalas de 8,8

Me quedan mis dos últimas semanas en Santiago de Chile,  y me acabo de dar cuenta que todavía no he comido Chorrillana… oh no! Mientras que ese momento llega, y disfruto de  los últimos días al lado de los Andes, los voy a dejar con las fotos de Concepción, Viña del Mar y Valparaíso.

 

Podría escribir sobre la tierra del puro movimiento, sus casitas de montaña, su clima gris y húmedo, y la manera que te puede sorprender una ciudad reconstruida después de 8,8 escalas. O porque no también, sobre las casitas de colores que veía un premio Nobel de la paz como Neruda, mientras vivía al lado de otra ciudad llena de fiestas y música mirando al mar.

Pero en este post prefiero dejarlos con las fotos, que como ya dije valen más que mil palabras, y con una texto de Borges (o no, en realidad es medio confuso de quien es pero no es el punto) que curiosamente me ha encontrado en varias oportunidades acá, entonces no sería para nada bueno no compartirlo.

 

Espero que lo disfruten. Por lo pronto yo me fui a vivir, antes de darme cuenta que ya estoy muy vieja.

 

INSTANTES

 

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.

En la próxima, trataría de cometer más errores.

No intentaría ser tan perfecto, me relajaría mas.

Sería más tonto de lo que he sido,

de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.

 

Sería menos higiénico, correría más riesgos.

Haría más viajes, contemplaría más atardeceres,

subiría más montañas, nadaría más ríos.

 

Iría a más lugares donde nunca he ido,

comería más helados y menos habas.

Tendría mas problemas reales y menos imaginarios.

 

Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente

cada minuto de su vida.

Claro que tuve momentos de alegría, pero si pudiese volver atrás,

trataría de tener solamente buenos momentos.

 

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, solo de momentos.

No te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca iba a ninguna parte, sin un termómetro,

una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas.

Si pudiese volver a vivir, viajaría más liviano.

 

Si pudiera volver a vivir, comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres y jugaría con niños.

Si tuviera otra vez la vida por delante. 

Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo. 

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

3 semanas al otro lado de la cordillera

Levantarse todos los días y ver los Andes ahí al lado tuyo, blancos, lindos, es impagable. Una de las grandes ventajas de estar ahora en Chile. Hace ya casi 3 semanas que vivo en Santiago, y más allá de estar tan cerca algunas cosas parecen mucho más lejos.

Santiago es una ciudad que se complementa de una manera rara y hasta contradictoria al explicar, pero de alguna manera funciona. Es una ciudad en el medio de un valle, cosa que hace que tenga un aire altamente contaminado (el más contaminado de Latinoamérica lastimosamente, dejándote ver unos atardeceres rojos como nunca, pero también un cielo claro solamente cuando llueve y limpia). Pero que al mismo tiempo, ese valle, te permite en una abrir y cerrar de ojos estar en naturaleza, montañas y mar.

Sin tanta movida cultural como en Buenos Aires (cosa que extraño), pero con mucha menos población y más tranquilidad, permite caminar y manejar de manera más ordenada (y más controlada por policía también – institución altamente confiada), poder ir de compras al clásico mercado tranquilamente, caminar por el Cerro Santa Lucía o San Cristóbal y ver vistas increíbles, leer en la Plaza de Armas o salir a la noche por Bellavista a pie (no taxi, no auto, todo más cerca).

Como buena capital de país me permitió sumergirme más en la cultura chilena, mucho más reservada que la argentina, sin comentarios de más y muchas menos opiniones personales. Cultura de palta para literalmente TODO (desde el desayuno hasta el clásico completo – AKA un pancho con algunos otros agregados) y de la pesca (que permite tener sushi hasta callejero – la gloria misma!). Me acostumbré, de alguna manera, rápidamente a vivir en una cultura más paternalista y ordenada (imaginen mi asombro cuando me enteré que las manifestaciones son programadas, ósea, para manifestar en las calles se pide turno!!!!! Oh mi god, comparar ese dato con el dato de todos los días en las noticias que además de aclarar el estado del tránsito aclara el estado de manifestaciones en BsAs fue verdaderamente un shock!).

Ojo… que al estar tan cerca, también pude tener mis dosis de argentinidad. Entre 25 de mayo y partidos de futbol, puede hacer que estaba en Argentina  por un rato aunque sea. Picada, fernet, empanadas y humita (que aprendí a cocinar gracias a la magia de internet, o bueno, que aprendí a ver como una amiga las cocinaba con instrucciones de internet, que es básicamente lo mismo, no?) y un grupo de amigos muy graciosos pude volver un rato.

En estos días me voy a conocer otros lugares como Concepción y Viña del Mar y Valparaíso, y vendrán nuevos comments. Mientras tanto los dejo con algunas de las fotos de mis día a día, que aunque más allá que cambie el paisaje, son las que me acompañan diciendo Po en vez de Che (ponele, no encontré significación exacta), y Huevón en vez de Boludo 🙂 .

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Vuelta como visitante, pero vuelta al fin

Ok, si ya volví; no se si se dieron cuenta pero no tuve ni un minuto para volver a escribir. Es más, parece irónico, pero estoy escribiendo este post nuevamente desde otro aeropuerto. Siempre tengo tiempo en los aeropuertos, soy extremadamente puntual, el día anterior ya tengo nervios y  quiero llegar 3 horas antes a toda costa, obviamente calculado ya de por sí más tiempo del normal para lo que sería el viaje de casa a Ezeiza en este caso. En fin, si, llego muy temprano siempre y después por eso no me molesta ya tranquila, ponerme hacer otras cosas mientras que pasan las casi 2 horas hasta que abra mi puerta de embarque, por eso escribo ahora.

Me había quedado con Buda y con Pest, ya cada vez acercándome a lo que antes (y ahora obviamente ya no) solía llamar “normal”. Después de ahí, estuve haciendo destinos que más allá que me acercaban físicamente más a casa, también lo hacían por el lado personal, de costumbres, idiomas, cultura y familia. Decidí no escribir de eso, porque la verdad no tenía mucho sentido. Este blog para mí es mucho más que una manera de comunicarme con otros, es una manera de hacer catarsis al 100%, de decantar todo lo que me pasa, y Paris, Lyon, Barcelona y Madrid, muy afortunadamente, son viejo conocido para mí. Viví un tiempo en Francia hace años por estudio, y tengo familia en España (para los que no saben tengo la doble nacionalidad; no hay discusión de que yo soy argentina, pero esto me brinda un beneficio diplomático de visados importante y al mismo tiempo nunca niego mis raíces de familia paterna, no?). Entonces, volviendo, sí que podría haber escrito de cómo Montmartre es en mi opinión 1000 veces más la mejor parte de Paris antes de la torre, o como el Parc Guell le vuela la cabeza a cualquiera más allá que sea la vez número 15 que estes en Barcelona, pero no, fueron destinos más de reconexión con lo habitual, que de verdad después de tanto andar hace falta.

En fin, después de Madrid (en donde ya en la Gran Vía, y aunque a mi amiga Isa no le guste, me sentía en la calle Corrientes), aterricé en Buenos Aires. Y hace 10 días que no paro de darme dosis de porteñismo. Y claro, yo no solo soy de argentina, sino que soy re recontra porteña. Nací en Buenos Aires y moriré ahí. Mi familia, mis amigos, mi perra, mi casa, mi cuarto, mi baño, manejar de nuevo, Belgrano, la línea B, Florida y el tango, un martes de nuevo en Sálvame Maria, empanadas, asado, dulce de leche, Fernet y Quilmes, que me ofrezcan mate seguido (y volver al “no gracias” de siempre), leer el diario nuevamente en papel. Uffff cuanto para tan poco tiempo. Estaba de vuelta, pero de visita. Ahora ya estoy rumbo a Chile por trabajo, una nueva experiencia (que si voy a ser 100% sincera no quería que llegara tan rápido), pero si no lo hago ahora, cuando no?

La verdad es que después de contar una y otra vez muchas cosas que conté acá con toda la gente que vi, digo WOW flaca! Y claramente, menos mal que lo escribí! A parte de que me hace muy bien, lo debería leer de vez en cuando, para no olvidarme.

Con este post por ahí se cierra una etapa pero claramente se abre otra, se decanta todo el aprendizaje de una experiencia para pasar a otra. Pero, creo que hace falta, no solo para desmentir me herencia oculta de Mónaco sino que también para mostrar a todas esas personas que me preguntan “¿Cómo haces?”, contar un poco de mi gran filosofía adoptada en este último tiempo: que solamente basta proponérselo y podes hacer lo que quieras, agradeciendo un poco no porque viajo tanto, sino porque PUEDO viajar tanto.

Para empezar nunca me hubiera ido a trabajar a un voluntariado en Costa de Marfil a cambio de alojamiento y comida si no hubiera conseguido la oportunidad por AIESEC (www.aiesec.org), organización de desarrollo de lo jóvenes que una de las tantas cosas que ofrece es prácticas en el extranjero. Además, gracias a eso y la vida en general tengo una gran red de contactos y amigos, y de Varsovia con Facu pase a Budapest con Cata, a Paris con Maru, a Lyon con Michelle, a Barcelona con Pau y a Madrid con Isa. Y por último, nunca me hubiera podido bancar el viaje si no trabajase de manera part-time en Mindvalley Hispano (www.mindvalleyhispano.com), fundada y dirigida por Juan Martitegui (ver perfil LinkedIn aquí), empresa copadísima si las hay, en donde la metodología de trabajo es 100% online, teletrabajo, empresa virtual, convirtiéndome en una muy feliz nómade digital. Al mismo tiempo tengo un jefe tan buena onda (Juan) que le digo: “Che, creo que voy a ir a Africa y trabajar desde ahí, esta bien?” – “Claro! Mientras que vos estés bien (y cumpliendo claro) esta perfecto”, porque esta bueno entender que “Happiness is the new productivity”. Viajar y trabajar al mismo tiempo, genialidades si las hay, no?.

En fin, ahora rumbo a Chile por más de un mes, escribo como dije antes el último post de esta etapa, pero no claramente el último de todos. Además de que esto es catártico, gracias al blog conseguí desde un buzo en Budapest hasta ofertas para un libro (¿?) – capítulo aparte, con esto claramente sigo comprobando que argentina es un país muy generoso! Ja! Pero esto recién empieza y Chile me espera.

Los dejo con las fotos que muestran el Behind the Scenes 🙂

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Primavera bajo cero

Estos últimos días estuve en Europa del Este, más precisamente en Varsovia y Budapest (o en Buda y en Pest), pero hablando más español, y del acento argentino como no lo hacía hace mucho tiempo.

Cuando tuve que comprar mi pasaje a Costa de Marfil no encontré nada más directo que el indirecto trayecto Buenos Aires-Madrid, Madrid-Abdijan, es por eso que de a poco y lentamente me fui acercando al norte para poder volver al país más sur del planeta (irónico no?). En fin, como Europa (Clásica) ya conocía de la época que viví en Francia, África del norte, y algunos países de Europa este me parecieron la mejor e innovadora elección; además tengo algunos amigos viviendo en esos lugares, entonces la excusa de visitarlos se sumaba a mi lista de los pros de porque ir ahí (con otras razones como conocer países que hasta hace muy poco supieron ser 100% comunistas, mezclas arquitectónicas que hablan de la historia de un país y te cautivan, ríos que se congelan e idiomas considerados de los más difíciles del mundo); entonces por eso ahí estaba yo, en primavera pero con temperaturas de bajo cero (hecho que no tuve en cuenta a la hora de decidir ja!). Igualmente tampoco es que fue para tanto, bajo cero hizo solo un par de días en Varsovia (porque justo llovió mucho), después fueron días fríos pero no para tanto!

Varsovia es una ciudad que siempre estuvo en el medio de todo, más estos últimos tiempos de guerras mundiales y frías, y se nota desde los edificios 100% re-construidos, hasta en la gente, completamente callada y respetuosa, casi a veces como si no corriera sangre por ellos- todo el tiempo me sentí rodeada de muñecas de porcelana (mujeres tan perfectas que parece que en cualquier momento se van a romper). Cada dos por tres se me venían imágenes del pianista (que gracias a la recomendación de mi amigo Facu – que vive ahí y fue quien me mostró lo mejor de Varsovia) volví a ver y es increíble la comparación. Es una ciudad de huellas nazis, pisadas a su vez por comunistas, limpiadas por una reconstrucción que tiene una antigüedad de menos de un cuarto de siglo. Es una ciudad altamente creyente que tiene devoción por Juan Pablo II; ciudad de personajes históricos como Chopin o Copérnico, y gracias a eso es también una ciudad con bancos públicos en las calles que emanan música (ver: http://youtu.be/GsmS-5xdM6E ) o con museos de experimentación de leyes físicas que hacen que uno se sienta un niño de un momento a otro (http://www.kopernik.org.pl/en/). Pero al mismo tiempo es una ciudad golpeada tantas veces que no se permite sonreír al 100%, con muchísima historia, historia la cual en mi opinión explica el porque del humor polaco tan poco calido ni colaborativo ni alegre hasta diría. Gente buena onda hay en todos lados, solo que acá supongo que cuesta encontrarla un poco más.

Más allá de la gente polaca, como dije antes, yo estuve más argentina que nunca. Quedarme en lo de Facu, me hizo conocer un grupo de argentinos que por alguna u otra razón de la vida viven ahí, y pudieron acostumbrarse a los 30 grados bajo cero en invierno (gracias al vodka obviamente), pero al mismo tiempo no pueden dejar las raíces completamente, por eso se van de vez en cuando a comer a un restaurante argentino un buen asado. Claramente yo no iba a ser la excepción, y la felicidad de poder comer un bife de chorizo en el medio de Polonia con buena compañía después de no comer buena carne por 4 meses, es algo que solo si sos Argentino vas a poder entender.

Y así, con Polonia, empezó mi acercamiento cada vez más a mi vuelta a Argentina.

De Varsovia partí para Budapest, o para Buda y para Pest (sabían que eran dos ciudades distintas unidas en 1873? Si ya lo sabías, yo no! Entonces me vas a tener que leer repitiéndolo un poco debido a mi asombro). Y si, es loco, dos cosas que sabían funcionar y vivir separadas ahora lo hacer perfectamente y hasta mejor juntas- de repente me dieron ganas de escribir una novela amorosa que se llame Buda y Pest, o ya existirá? Lo buscaré.

Volviendo a Buda y a Pest, me es imposible no hablar de Hungría y todo su background. Lo Húngaros, más allá de sentirse orgullosos de inventos como la birome (que se invento en Argentina pero por un Húngaro, entonces es medio vende-humo que es Argentina no?) o el cubo mágico, se sienten bastante no-orgullosos por todo lo que supieron ser y a medida que paso el tiempo fueron perdiendo debido a sus decisiones. Para entender un poco el background de este sentimiento, hay que saber que fueron colonizados más de los últimos 500 años por los austriacos, los turcos, nazis (solo 1 año pero bastante intenso) y luego comunistas rusos. Imaginá que pudiste ser el país más grande y vencedor, pero desde hace dos décadas sos solo uno más gracias a que otros te ayudaron a liberarte? Igualmente, acá aclaro que este sentimiento es superado por el de  siempre estar agradecidos y concientes de que PUEDEN ser, y que no llegaron a ser totalmente destruidos, aprendiendo felizmente cada día más de la democracia (sin rey ni imperio que los domine).

Pero más allá de cómo se ven los húngaros, Budapest es linda. Linda por toda su mezcla, sus historias de edificios de parlamentos que fueron en su momento los más grandes del mundo (gracias a eso me enteré que el de Argentina ahora es el número 2? El de Bucarest nos gana) mezclados con edificios de arquitectura básica comunista; linda por todas sus iglesias y sinagogas, y al mismo tiempo bares levantados en ruinas (A.K.A los “ruin bars”) en donde es común tomarse una cerveza en una mesa hecha con los asientos y la chapa de un auto; y linda porque no también, por sus bicicletas y más bicicletas, sus puentes unificadores y sus parques de aguas termales.

Como Budapest, Europa del Este es linda. No es linda por las mismas cosas por la que es Paris por ejemplo, pero por eso digo, sino no valdría la pena y hasta sería aburrido; si por más que sea primavera con temperaturas bajo cero, no deja de ser primavera al fin no?

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Grecia: De antiguas expectativas a un disfrute hasta filosófico, difícil de repetir.

Parece loco, lo que las expectativas pueden hacer con uno y como pueden jugar en contra (si uno tiene muchas o muy altas) o jugar muy a favor (si son pocas o bajas), no? Al momento que pise tierra Griega no sentí lo que todo el mundo ya me había dicho (historia, filosofía, pensamientos de miles de años, nacimiento de grandes cosas que hasta hoy en día usamos y mucho más), la verdad no sentía nada más que una sensación extraña de pensar que estaba en España (¿?). What? Si, cualquiera, lo se! Pero bueno… cabe aclarar que venía de Turquía, país 100% musulmán, y además Grecia era mi 1ra parada europea del viaje; además, todo aquel que ya a estado en Grecia o por lo menos sabe o escuchó algo de griego alguna vez, puede coincidir conmigo que la manera de hablar, más allá de no entender ni una sola palabra, pareciera que un español de España muy cerrado con una Z y manera de entonación muy marcada. Entonces ahí estaba yo, en Grecia pero sintiéndome en España… rarísimo!

Por suerte (más allá que me encante España, yo quería conocer Grecia!!) todo siempre llega en algún momento a su fin, y darme cuenta de la verdadera realidad no tardó mucho. En el instante que llegue a mi hostel, “Pitágoras”, y empecé a ver carteles y descripciones por todos lados de este señor que me hizo sufrir un poco con sus teoremas y las cuentas, caí en todo eso que ya antes me habían contado, y así empezó mi viaje por la antigua Grecia (con algunos flashfowards a la actualidad, en alguna que otra isla griega con sus costumbres 100% fiesteras – ya llegaré a eso).

En fin, de Kusadasi (Turquía), tomé mi 1er ferry (de muuuuuuuuchos que me iba a tomar) hacia Samos (isla griega al limite de Turquía). Era igualmente una parada técnica. Cuando pensé el viaje no quería alejarme hasta Atenas (generalmente el viaje a Grecia empieza por Atenas), para después irme a las islas (las más conocidas) para después volver a Atenas; por eso decidí hacer el “island hopping” por mi cuenta y empezando de atrás para adelante (beneficios de viajar sola: hago lo que quiero jaja!).

De Samos (tierra como ya conté antes de Pitágoras y mis primeras impresiones Griegas, ruinas, museos arqueológicos y playas de otro universo) llegué a Mykonos, isla comúnmente conocida por sus fiestas y noche. Acá abro un clásico paréntesis de los de siempre y digo: Los argentinos viajan siempre!! Me encontré, sin ninguna excepción de lugar, en cada destino con algún argento viajero; por ahí ni les hablaba (había algunos que prefería que no y otros no quería molestar), pero el acento característico estuvo siempre! En fin, Mykonos no iba ser la excepción, y me encontré con Flor y Marian (otras dos chicas que les gusta viajar como yo – no del estilo mochilera pero viajeras y porteñas al fin!) con las cuales recorrí Mykonos y Santorini y la verdad la pasé re bien!

Mykonos es el típico pueblito chiquito de casitas blancas, en donde la joda es “perderse”, ósea que nunca me pude sentir tan a gusto (soy de las personas sin mucho sentido de la orientación, de las que se pierden fácilmente y hasta dos veces yendo al mismo lugar – habré encontrado mi lugar en el mundo?). Entre perdida y perdida llegamos a la playa, y no nos molestó quedarnos sin saber como volver; in cre i bles!! Más allá que era temporada baja todavía (principios de primavera) nadé en aguas transparentes, mirando pececitos pasar por al lado mío y todo sin ninguna muchedumbre molestando.

De esta isla con pelícanos sueltos por la calle y, (aunque era pascua ortodoxa y no había ni un 10% de la cantidad de gente que puede haber en Julio o Agosto) isla donde cada medio paso luego de las 7 de la tarde te ofrecen un “free shot” en cada bar, nos tocaba ir a Santorini – super famosa también.

Pero no; Grecia no solo fue el país en el cual terminé al 100% con mi aventura africana luego de tomar la última pastilla contra la malaria que me quedaba pendiente, sino también fue mi contacto nuevamente con la palabra crisis, y con eso sus huelgas y sus derivados, que impidieron que el viaje más frecuente “Mykonos-Santorini” tuviera lugar, y en vez de eso hiciéramos “Mykonos-Syros-Paros-Santorini” (prácticamente lo mismo no? Jaja les había dicho que eran muuuuuuuchos ferries!).

Finalmente llegamos al tan esperado Santorini, isla famosa por sus archipiélagos, volcanes, atardeceres de otro planeta, y lo que yo más añoraba, la posibilidad de alquilar un auto y volver a manejar luego de casi 4 meses sin tocar un volante!

Menos mal que alquilamos el auto, porque el frío que hacía en Santorini no pegaba ni un poco con todas esas expectativas que tenía en mi cabeza sobre la isla, más todavía después de la cálida Mykonos (y bueno, son expectativas, como decía al principio no? No te confíes mucho). Igualmente, como verán en las fotos, me quejo porque aparentemente me debo haber acostumbrado a la buena vista panorámica, porque de verdad ahora pensándolo en retrospectiva, que ganas de molestar que tengo no? Como diría Karina Jelinek, persona que muy extrañamente y fuera de toda lógica estuvo muy presente en conversaciones con una amiga mexicana mía de la época que vivía en Francia en una cena en Atenas frente al Acrópolis (momento loco y vueltero de la vida que llegaré en unos instantes), si Santorini cumple o no con las expectativas, “lo dejo a tu criterio”.

De Santorini, y ahí sin más preámbulos, me fui a Atenas (destino que tuve que patear y correr como nunca ya que gracias a las huelgas se había visto demorado). La sensación imponente y avasallante que te da estar en el Acrópolis, caminando sobre años de historia, filosofía, leyes, democracia, arquitectura, estilos dóricos pisados por romanos, Sócrates, Platón y muchos más, te deja pensando, hasta irónicamente, sobre la mera existencia, cuestión que al ser imposible de responder es mejor olvidar que intentar darle un sentido. Después de tanto viaje ya, como podrán imaginar, soy una fiel seguidora de que más allá del sentido que le encuentres (si ya lo encontraste avisame, yo como muchos sigo buscando el mío), lo que si hay que hacer es disfrutarlo no?

Y finalizando con el disfrute, como no podía ser de otra manera, terminé mi viaje como les conté antes, cenando una comida muy mediterránea (mucho oliva, oliva y oliva) con algunos rasgos turcos (después de más de 400 años de imperio, algo tenía que quedar, no?), mirando al Acrópolis iluminado (que flash hasta escribirlo!!), recordando momentos más que geniales y disfrutados en Francia, con una amiga que no veía hace años, riéndonos de algunos estereotipos latinos (A.K.A el link con Karina Jelinek).

Y si, fue un destino que me hizo pasar de la bikini a la campera, del “Pienso, luego existo” al “Lo dejo a tu criterio”, cosa que nunca había estado en mis expectativas, pero que su vez dejan en mi cabeza un momento disfrutado hasta filosóficamente, difícil de repetir.

Espero como siempre, que DISFRUTEN de las fotos 🙂

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Turquía: Viajando en una alfombra mágica

Cuando empecé a planear el gran viaje gran, Turquía siempre estuvo en mi cabeza. Me acuerdo que una vez salí con un chico que me lo re vendió (especialmente Istambul) y de ahí en más siempre estuvo en mis destinos MUST (simplemente por el destino eh, que el chico era vendedor y que encima me gustaba mucho no tiene nada que ver con las ganas de querer conocer ¿?). Pero también desde ese momento empezaron los comentarios de que es un país para no ir sola, un poco peligroso para chicas, que hay que tener cuidado, etc, etc, etc (comentarios que venían desde este chico hasta mi tía abuela).

Paralelamente, a todo esto, se sumaba que sería el 1er destino que haría sola sola (no solo de este viaje sino que mi primer viaje sola ever), entonces decidí contratar un “tour” o algo más armado, antes que mandarme a ir investigando sobre el pucho.

Grave error!! Si hay algo que aprendí en este viaje es que ningún lugar es tal como te lo pintan, y que probablemente no sea más peligroso que el propio; es decir cada lugar tendrá su historia y lo suyo, si no es el robo, es el tránsito o los hombres, pero nada que sea peor a lo que probablemente pueda pasar en tu propio país (comentario extremamente aplicable a personas que viven en Latinoamérica especialmente). Ojo tampoco hay que irse al extremo y confiar al 100% (habla la que le robaron 3 computadoras en menos de un año-una combinación de extrema confianza y mala suerte), pero con cautela y precaución sin irse a los extremos todo es manejable. Además, que parte de que había vivido 3 meses en Costa de Marfil me olvidé a la hora de contratar un tour en Turquía (país que más allá que solo un 10% de él esté en Europa, ni bien entrás te sentís casi te diría en la UE)???

En fin, podría haberme ahorrado unos pesos y hacerlo por mi cuenta? Si claro! Pero igualmente no fue una mala decisión. La pasé super bien, me llevaron y trajeron a todos lados, dormí genial, comí mejor, conocí gente muy copada (desde un grupo de chinos locos hasta dos viejitas que cuando sea mayor quiero ser como ellas, así de cancheras y viajeras!) y absorbí cada pedazo de historia que cada guía me contó.

Empezando por el principio, Istambul es una ciudad hermosa, llenísima de historia. Por donde se la mire se pueden ver los rastros de lo que fue Contanstinopla (capital del imperio Romano), de la evangelización católica totalmente luego sobrepasada por invasiones turcas y conversiones musulmanes. Ciudad que guarda cuentos sobre el Imperio Otomanico, traiciones de la monarquía hacia el pueblo en la segunda guerra mundial y de héroes que convirtieron al país en república tan recientes, todavía capaces de ser recordados por personas que vivieron con ellos al mismo tiempo y en los mismos años. Istambul es una ciudad que aterriza en Europa (tomé mi 1er Starbucks en meses), pero que te deja almorzar en Asia y volver; ciudad plagada de mezquitas (de hasta más de 6000 personas de capacidad) pero muy cosmopolita y abierta (a diferencia del interior del país), con muchísimos palacios, mezquitas e iglesias convertidas en museos (Ayasofya, Topkapi Sarayi, Dolmabahce), llena de mercados y cosas una más linda que la otra para comprar (ósea si vas a Istambul y decís que no encontraste ningún regalito para nadie es porque sos muy negativo! Es imposible no encontrar nada en el Grand Bazar!).

De Istambul partí para Goreme, más al sur-este, en la zona de Capadoccia, lugar que siempre recordaré por la nieve en Abril que no me dejó volar en globo por Turquía pero que hizo que me comprara el gorrito más abrigador y tierno del mundo J Lugar extremadamente parecido al norte argentino, con cerros de colores rojos y desérticos, pero al mismo tiempo tan distinto con historias de catacumbas y ciudades subterráneas, frescos del siglo V d.C e iglesias convertidas en mezquitas de la noche a la mañana.

De Capadoccia me fui a Pamukkale, lugar en donde los volcanes se mezclan con las ruinas romanas, y de la nieve pasas al calor que hace que quieras meterte al agua. Van a ver en las fotos un lugar increíble, una montaña literalmente de calcio – el mejor lugar!

Y por último de Pamukkale a Kusadasi, límite con el mar mediterráneo, Grecia, y todos sus dioses, antepasados, y el comienzo de lo que será mi viaje por el antiguo imperio griego.

Cuando escribo este post lo hago desde una tranquila isla Griega en el mediterráneo (pronto voy a escribir un post de cómo hago para viajar tanto, por que me llegan muchas preguntas y tengo el leve presentimiento de que cuando escribo frases así deben pensar que tengo una herencia de Mónaco, pero no); escribo lejos de la cultura musulmán, lejos de ver solo hombres en los bares y lejos de sentirme muy mirada por el simple hecho de ser mujer y más allá de tener mucha ropa encima, lejos de los llamados a rezar 5 veces al día desde las 5 de la mañana, lejos de los gatos y cerca de los perros (sabían que el animal favorito de Mohammed era el gato, por eso vi tantos este último mes sin casi ver perros en la calle?), lejos de los baños turcos, lejos de las pashminas, alfombras, joyas y sus regateos constantes, lejos del kebab y todos sus derivados (que tanto pero tanto me gustaron), lejos del velo y todo lo que éste implica; escribo ya más cerca de pascuas, y con eso más cerca del catolicismo ortodoxo.

Los dejo con las fotos de lo que denomino el país que me hizo sentir como si estuviera en un Magic Carpet Ride, rodeada sultanes, alfombras y lámparas de genios mágicos 🙂

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Egipto: Cultura de Amplitud Térmica.

Mi tiempo en Egipto fue tan mezcla de situaciones, sensaciones, estilos, programas, aprendizajes y personas, que cualquier semejanza con el extremo caos un tanto frustrante pero al mismo tiempo tan emocionante como adrenalinico, tiene que ser más que pura coincidencia.

En este viaje tuve todas las situaciones habidas y por haber que se puedan imaginar, pasé de las típicas megas excursiones taquilleras, a un crucero relajante (muy de 3ra edad) en el Nilo, a la vida nocturna de Cairo; todo tan rápido y fácil como si casi no sintiera la amplitud térmica que provoca cambiar tanto tan frecuentemente.

Como les había contado antes me encontré con mi amiga Mili en el aeropuerto y ahí emprendimos la aventura faraónica en un Egipto post revolución + temporada baja, sin casi turistas según las agencias y con hormigueros de turistas según yo (todo depende del lado de donde se mire, no?) Si esto es temporada baja y con poca gente por la situación política, no me quiero ni imaginar el caudal normal de personas que debe pasar por las pirámides de Giza diariamente.

Mi estadía en este país se puede resumir en 3 puntos, muy distintos, pero que a la vez hacen de su visita una combinación increíble.

Empezando por lo que se encuentra en todos los libros pero se vive muy distinto, Egipto es Historia. Templos, pirámides, faraones, Giza, Abu Simbel, Kom Ombo, Valle de los Reyes, Nubios, Ramses y más. Caminar por cada una de esas cosas te hace sentir tan chiquito. Más de 5000 años de historia, templos o construcciones que vaya uno a saber como se hicieron, pero que son tan imponentes que te dejan sin aliento. Como siempre digo las fotos hablan por si solas… pero no recuerdo haber tenido esa sensación de tanto impacto desde que vi el David en Florencia.

Egipto también es Naturaleza. El río más largo del mundo, que da vida a toda la muerte desértica que lo rodea. Paisajes uno más increíbles que el otro. Si lo dijera en forma de sándwich se podría describir el paisaje así: desierto (mucho) + agricultura en una mínima porción de tierra fértil + rio Nilo + agricultura en una mínima porción de tierra fértil + desierto (mucho).Sol que te pega, grande y brillante como nunca visto, que deja unos atardeceres que decir que son pintados es poco.

Y por último Egipto también es Cultura. Y aquí me voy a detener más a contarles. Porque la verdad, de todos los templos pueden leer muchísimo donde quieran, de los paisajes para que contar algo que se puede ver plasmado en una imagen (que generalmente vale más que mil palabras no?), pero de la cultura, esa cultura, si vale la pena hablar 🙂

Cultura de 25 millones de habitantes viviendo en la misma ciudad rodeada de desierto; pero al mismo tiempo cultura de la tranquilidad que transmite la combinación del mismo desierto más Nilo; cultura de reinados pasados faraónicos, tras griegos, tras romanos, tras musulmanes, uno atrás del otro sin importar lo que el anterior había dejado; cultura de tocar bocina ya hasta como un tick pero al mismo tiempo de no preocuparse por llegar tarde 2 horas si es por comer un buen shawarma; cultura de la revolución y del cambio latente; cultura de no alcohol; cultura de las esencias y perfumes; cultura del papiro – que dura miles de años intacto de sabiduría; cultura de que nada es gratis en esta vida (nunca en mi vida di tantas propinas); cultura de los bares llenos de hombres nada más; cultura del velo y el cierre de mentalidad que puede provocar usado extremamente (creo yo).

Como contaba al principio, en este viaje pase de estar mega relajada en un crucero (paren, acá voy a aclarar para que no se imaginen cualquier cosa; era un barco tranqui, nada al estilo Royal Caribean) viendo el Nilo y todos sus paisajes, al caos de El Cairo, al templo de Ramses y toda su historia. Un viaje como dije con mucha amplitud térmica, pero que no me lo podría imaginar de otra manera… porque sin esa manera de hacerlo Egipto no hubiera sido Egipto.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Marruecos – mi bucket list disminuye significativamente :)

Marruecos es un país al que definitivamente voy a volver. Habiendo estado tantas veces en España (y se que probablemente esté más) me parece extraño que no lo haya querido pisar antes. Las ganas de conocerlo (y no tanto el país en sí, sino la cultura, esa mezcla entre medio oriente y África, el Islam, la monarquía y todas sus creencias, con la libertad del mundo capitalista europeo) comenzaron hace años cuando estaba con mis amigas recorriendo Europa y desde las costas de Tarifa (España) podíamos ver “África”. Parecía tan cerca pero a la vez quedó tan lejos, que hoy tiempo después estoy acá, sabiendo que voy a volver.

A ver, en que nos habíamos quedado, pasó solo una semana pero super intensa y como siempre en todo viaje parece más tiempo del que en realidad es.

Ah sí, ahí estaba, dejando Costa de Marfil, país que aprendí a querer, y embarcándome en nuevos viajes, que me abrirían la puerta a nuevas personas, colores, aromas, comidas, costumbres, paisajes y vivencias. Ojo, ahora ya lo digo re tranquila y con todo procesado, pero no saben lo que le costó a mi cabeza acostumbrarse a cosas como el color de piel de la gente (que ya no era negro ni eras la única distinta), ser extranjera por el simple hecho de no usar velo o estar 100% cubierta, o hasta la simpleza de usar una ducha con agua caliente (si, ahora recién hacía frío y tenía que usar el agua caliente, algo increíble para lo que venía acostumbrada). Entonces, después de darme los primeros golpes contra la pared de la civilización y la cultura ya 100% musulmán, llegué a la conferencia de las que les conté sobre liderazgo y emprendedurismo social en donde era una de las pocas delegadas de Latinoamérica con un mexicano y un brasilero, topándome en su mayoría con gente de Egipto, Túnez, Jordania, Algeria, Libia, Marruecos y hasta Baharein (si no saben ni donde queda no de preocupen yo no tenía tampoco la más mínima idea de este reinado –muy chiquito ya que es una isla que se recorre literalmente en un hora de auto –  ubicada cerca de los emiratos árabes). La conferencia estuvo muy buena, más allá de que soy nerd y me gustan estas cosas, estudiar y aprender por el simple hecho de querer, también fue increíble estar rodeada de todas esas nacionalidades. Obviamente, el mood Celebrity no se iba a quedar en Costa de Marfil, y hasta tuve la oportunidad de salir en televisión nacional (y hasta hablando en francés, WTF?¿) contando sobre la multiculturalidad y su impacto social. Por ahora ya salí en la tele de Taiwán y de Marruecos. Que otro país me espera? Hagan sus apuestas, porque la verdad de todo esto es que nunca se sabe 😀

La realidad es que de este país, o este viaje, me llevo más personas y experiencias que lugares. De lo que es 100% recorrer (y como tuve la conferencia), solo le pude dedicar unos días a la ciudad de Marrakech porque preferí irme a una excursión al desierto, pero la verdad es que valió la pena.

Podría escribir sobre las increíbles medinas, llenas de gente vendiéndote cosas, de mezquitas y arquitecturas, de tráfico del que llamo caótico y de la muerte (obvio que no tanto comparado con el de África del oeste claro está, pero para cualquier persona de occidente aplica esta categoría), y muchas cosas más. Pero me encanta saber que dedicaré este post a contarles cosas sobre como fui adoptada junto a un chico de Egipto por un grupo de amigos de Túnez durante todo el viaje, como estos mismos, después de un viaje de dos horas en camello, se relajaron tomando un Fernet con Coca en el medio del Sahara, como por primera vez vi más estrellas en el cielo de las que hay en toda la saga de películas de Star Wars o como grité hasta que literalmente se me salieran los pulmones sin preocuparme ni un poco (cosa que me suele costar muchísimo) ya que no molestaba a nadie más que a mi misma.

Después de la conferencia, me anexé literalmente a este grupete de tunecinos (que ya traían un egipcio de colado), y emprendimos el viaje al Sahara. Fue un viaje larguísimo, de verdad muchísimas horas en bus,  cruzando montañas, pasando de un clima semi seco al más seco que vi en mi vida (ni toda la Nivea del mundo puede hacer que mi piel vuelva a su estado normal actualmente), de montaña en montaña, con rutas muy parecidas en algunos momentos al Norte de Argentina, pero con arquitecturas super diferentes, y conversaciones de viaje más aún (digamos que ahora por ejemplo puedo saber que no es lo mismo decir musulmán que islamista o árabe – cosa que para mí antes era todo lo mismo- o también por ejemplo puedo entender más sobre la ola de revoluciones que tendencia actualmente el norte de África).

Las fotos hablan por si solas, pero entre ruta y ruta paramos en algunos pueblitos a dormir, mucho color, comida muy rica, casas rojizas y de barro, y dato de color (para seguir con la temática de televisión, películas, actores y porque no, fama): conocimos el lugar más popular para filmar películas híper taquilleras, especialmente de épocas pasadas. Para hacer honor al título del post, empiezo con el primer punto cumplido en esta parte del viaje de mi bucket list: “Estar en la *Arena* donde Rusell Crowe tuvo sus escenas grandiosas” CHECKED 🙂

En uno de estos pueblitos camino a Meuzouga (donde empieza el gran desierto gran) paramos para comprar unas provisiones en un almacén de lo más random, y para mi sorpresa encontré que vendían Fernet. Si, si! Ese, el mismo, el que vaya uno a saber si porque realmente es bueno o los marketineros de Branca son grosos, es una suerte de moda muy fuerte en Argentina, bebida super popular para tomar entre amigos, la cual no probaba hace más de 3 meses. Mi felicidad en ese momento fue inexplicable, osea para que entiendan: Iba a tomar un riquísimo Fernet, después de 3 meses, en el medio del Sahara, rodeada de tunecinos y un egipcio.

Siguiendo, y después del épico momento de la compra del Fernet, siguió lo que continúa completando mi bucket list, que lo escribo y sigo sin creerlo, no solo vi un camello de verdad por primera vez en mi entire life, sino que “Viaje en camello por más de dos horas viendo el atardecer en el medio del Sahara” CHECKED.

Cansadísimos del viaje, llegamos al imponente Desierto del Sahara, donde unas especie de carpas nos estaban esperando, con música, nuevamente comida rica (abro mis conocidos paréntesis para contar que acá todo se cocina en algo que llaman Tagine, es de barro y va al fuego, queda buenísimo!), pero especialmente nos esperaba como dije antes estrellas, estrellas, estrellas y más estrellas – y bueno un poquito de frío también no? Mi estado de felicidad era irreconocible, imaginen una nena en navidad excitadísima de todos los regalos geniales que recibió, bueno eso no es ni un 10% de cómo estaba! Ósea, vuelvo a repetir, “Estar en el desierto del Sahara” CHECKED, “Estar en el Desierto del Sahara viendo más estrellas de las que podes contar en toda la saga de las películas de Star Wars” CHECKED, “Estar en el Desierto del Sahara viendo más estrellas de las que podes contar en toda la saga de las películas de Star Wars, tomándote un rico Fernet después de 3 meses junto a un grupo de tunecinos y un egipcio” CHECKED

Para terminar con esta parte del Bucket list, a la mañana siguiente, y después de un amanecer imponente, tuve la oportunidad de hacer algo que realmente no se si pueda volver a hacerlo. Nunca tuvieron ganas de gritar, como apretando el acelerador a fondo, por el simple hecho de gritar, saber hasta donde podes, podría ser encontrar el máximo de tu potencial ponele… ¿? Ok si te pasó, welcome to the club, sino, no estoy loca, solo lo veo como una manera de descargar muchas energías! Intentálo, vas a ver.

Cuestión, estaba en el medio del desierto y podía cumplir con esas ganas de gritar a más no poder, hasta que sintiera que se me salían los pulmones, entonces, porque no? Tener el AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH  más fuerte que podes sin que nadie te moleste y sin molestar a nadie, convirtiéndolo en algo extremadamente liberador: CHECKED.

Y así se fue Marruecos, tan fugaz como increíble.

Ahora cuando escribo esto, estoy en el avión rumbo a El Cairo, para encontrarme con mi amiga de siempre Mili. Si un mes atrás me preguntabas si esto era posible obvio que te decía no! Mili y yo, viajando juntas nueva e inesperadamente (antes hicimos el NOA), por el medio de Egipto en plena revolución, es matemáticamente imposible.

Ok, ya lo dije en otros posts: Nunca digas nunca. Como me pueden robar 3 computadoras nuevas en menos de 360 días también me puedo encontrar inesperadamente en el medio de El Cairo con una de mis mejores amigas no?

Los abandono con una situación que en mi opinión pinta a este lado del mundo tal como es. Estábamos con los tunesinos (que by the way, no lo dije antes pero me divertí mucho! Siempre música, siempre risas, chistes, tuve mucha suerte, grupo muy buena onda), y había un chico y una chica que eran novios. Cuestión que en TODOS los hoteles en donde nos quedamos pedían un cuarto juntos, pero de todas las noches no pudieron dormir ni una sola así. Al ser del Islam no podían, tenían que mostrar como su especie de “libreta de casamiento”, que claramente no tenían porque no estaban casados, pobres flacos era un no tras no tras no. Eso si es pecado, pero tratar de “cagar” con cualquier taxi, souvenir, excursión o todos sus derivados con cualquier turista promedio no te convierte ni un poco en alguien malo, hasta diría que por la frecuencia en que lo viví te puede llevar más cerca a la Meca.

Los dejo que con Mili nos esperan los faraones. 🙂

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

 

un año más vieja pero 3 meses de vida en África más sabia

Estuve tratando de atrasar lo más posible el momento de ponerme a escribir este post. La ensalada de sensaciones encontradas que tengo es peor que mi cerebro tratando expresarse en francés, traducir al inglés y nunca dejar de escribir y leer en español.

 

En el comienzo, cuando todo venía cuesta abajo con el robo, el shock cultural (para refrescar la memoria mirar acá: http://www.youtube.com/watch?v=1HhFMI4b4Ac&list=UUTh70wIhj8huji2NuA7YEdg&index=6&feature=plcp) , los murciélagos, el calor que en serio, lo voy a repetir en todos los posts, no es normal, hasta quería que este momento llegara rápido, pero ahora no puedo creer que se esta terminando y que ya me estoy mudando de nuevo.

 

Como dije la última vez, estas dos últimas semanas fueron de disfrutar a pleno, disfrutar de pequeñas cosas que por ahí nunca conté, como la familia con la que vivo, Grace con sus 7 años que no dejaba ni un solo día de agarrar mi mano, compararla con la suya, reírse y darme un beso, o Meme que gracias a sus insistentes correcciones mi francés está más optimo que nunca, o porque no la satisfacción de estar trabajando para que algo sea distinto y mejor todos los días.

 

En unas horas voy a cumplir mi cuarto de siglo, festejándolo mitad en el aeropuerto de Abidjan (Costa de Marfil) y la otra en el de Casablanca (Marruecos), procesando toda esta gran experiencia y embarcándome en una nueva. Abro un paréntesis, y les cuento que claramente todavía no vuelvo a Argentina; empiezo un gran viaje que comienza en Marruecos, y después les contaré con que sigue. Me estoy yendo a una conferencia internacional sobre liderazgo y sustentabilidad (si, África no hizo que dejara de ser nerd y creo que nunca lo voy a dejar de ser); no si saben pero una de las grandes razones es por las que decidí emprender este viaje es porque creo en algo que son los Negocios Sociales (mezclando dos mundos muy distintos de los que vengo, pero estoy 100% convencida que pueden convivir y coexistir muy bien juntos), y este tipo de trabajo y porque no, todo el aprendizaje personal, son una de las puntas de este camino – si no entendes muy bien lo que cuento, y obvio si queres mira esto, creo que lo explica bastante claro, y es a lo que voy: http://www.youtube.com/watch?v=_zx2KiAxEUA – bueno y cierro el paréntesis.

 

Cuestión, como les contaba, si bien ahora empiezo un mega viaje, y estoy feliz por eso, me siento un poco rara dejando mi vida acá; muero de ganas de conocer mucho más pero al mismo tiempo una parte de mi no se quiere ir.

 

Si bien a partir de mañana probablemente (porque no se lo que me espera en mis próximos destinos) voy a dejar de pensar que voy a morir cada vez que me subo a un auto o un “vacca” –no hay definición oficial, pero imagínense una minivan muy vieja, con puertas abiertas, mucha gente y conductores que si hay mucho embotellamiento se mandan contramano muy normalmente-   dejar de sentir esa sensación de fuego ardiendo en tu boca (pero fea!) cada vez que comía algo en la calle y pedía encarecidamente que me lo dieran sin ningún tipo de salsa, dejar de ser víctima de la corrupción o dejar de ver MUCHA gente hacer pipi en la calle, ente algunas cosas, hay muchísimo que voy a extrañar y que me cuesta dejar.

Es verdad, tampoco era fan de lavar mi ropa a mano, de sentirme Natalia Oreiro y que la gente sacara fotos sin importar, o de escuchar a la gente hablar normalmente en tonos muy elevados de voz (soy argentina, de por sí ya solemos hablar alto, yo particularmente soy del grupo de personas que gritan sin darse cuenta frecuentemente en el teléfono – si sos de ese grupo sabes reconocer el característico tono de voz con el que te dicen “hablá más bajo”- pero esto de verdad acá es extremadamente alto y en todo momento), pero como decía hay cosas que no me gustaría que se convertirán en recuerdos solamente y pudieran seguir infinitamente.

 

Pensar que mañana no voy a poder ir a la playa con agua clara y arena blanca por 600 F CFA (1 dólar y monedas) y 30 minutos de la experiencia religiosa del “vacca” (http://www.youtube.com/watch?v=lv40E4lS2T4), o no voy a poder tener geniales revelaciones como saber porque a las conocidas flexiones de brazos le dicen en español neutro “lagartillas” (nunca en mi vida vi tantas y tuve tanto tiempo para apreciar que hacen ese movimiento de flexión cuando están quietas al sol), o  pensar que tampoco voy a poder comer platano frito cada vez que quiera, en todo momento y lugar (me encanta, de verdad me salvó!), o pensar que cada paisaje, cada persona, cada situación o lugar esta “para la foto”, me da cosa.

No poder vivir momentos tan divertidos como fuertes como estos: http://www.youtube.com/watch?v=fs9czeWiuhw&list=UUTh70wIhj8huji2NuA7YEdg&index=3&feature=plcp, aprender del Islam, Allah y Muhammad, o hasta bailar como si nada frente a un espejo sin sentirme completamente vanidosa (nose si alguna vez lo conté, pero los boliches acá tienen muchos espejos en la pista de baile, y la gente baila mirándose a si misma, no buscando a un compañero u cómplice, simplemente apreciándose y creyéndose el mejor bailarín del mundo), son todas cosas que en un principio jamás hubiera jurado que pasarían y ahora me parece “anormal” que no estén.

 

No puedo creer que probablemente mañana al caminar por la calle no tenga la mirada de niños con ojos tan abiertos, bien blancos y brillosos, y con una sonrisa difícil de transmitir por escrito por el simple hecho de estar ahí en ese preciso momento con ellos, o no tenga la posibilidad de tener un festejo de cumpleaños como este: http://www.youtube.com/watch?v=rLsTCq6dct8&list=UUTh70wIhj8huji2NuA7YEdg&index=1&feature=plcp, me deja triste.

 

Este país, como dije, se puede haber llevado desde mi Mac hasta 3kg, puede haber alterado la definición de la palabra normal en mi cabeza o mi sentido de la puntualidad (soy una persona extremadamente puntual), pero también me deja muchísimas cosas, aprendizajes, cambios, control mental (muuuucho control mental), disfrute, sonrisas, un tercer idioma, satisfacciones, tropezones (que no son caída), fortalezas, canciones, amigos, ideas, motivaciones, recursos, desarrollo, autoconocimiento y FELICIDAD!

 

Los dejo con las fotos más lindas, fotos de los que no contaba pero formaban cada uno de mis días.

 

Será hasta Marruecos, un año más vieja pero 3 meses de vida en África más sabia 🙂