3 semanas al otro lado de la cordillera

Levantarse todos los días y ver los Andes ahí al lado tuyo, blancos, lindos, es impagable. Una de las grandes ventajas de estar ahora en Chile. Hace ya casi 3 semanas que vivo en Santiago, y más allá de estar tan cerca algunas cosas parecen mucho más lejos.

Santiago es una ciudad que se complementa de una manera rara y hasta contradictoria al explicar, pero de alguna manera funciona. Es una ciudad en el medio de un valle, cosa que hace que tenga un aire altamente contaminado (el más contaminado de Latinoamérica lastimosamente, dejándote ver unos atardeceres rojos como nunca, pero también un cielo claro solamente cuando llueve y limpia). Pero que al mismo tiempo, ese valle, te permite en una abrir y cerrar de ojos estar en naturaleza, montañas y mar.

Sin tanta movida cultural como en Buenos Aires (cosa que extraño), pero con mucha menos población y más tranquilidad, permite caminar y manejar de manera más ordenada (y más controlada por policía también – institución altamente confiada), poder ir de compras al clásico mercado tranquilamente, caminar por el Cerro Santa Lucía o San Cristóbal y ver vistas increíbles, leer en la Plaza de Armas o salir a la noche por Bellavista a pie (no taxi, no auto, todo más cerca).

Como buena capital de país me permitió sumergirme más en la cultura chilena, mucho más reservada que la argentina, sin comentarios de más y muchas menos opiniones personales. Cultura de palta para literalmente TODO (desde el desayuno hasta el clásico completo – AKA un pancho con algunos otros agregados) y de la pesca (que permite tener sushi hasta callejero – la gloria misma!). Me acostumbré, de alguna manera, rápidamente a vivir en una cultura más paternalista y ordenada (imaginen mi asombro cuando me enteré que las manifestaciones son programadas, ósea, para manifestar en las calles se pide turno!!!!! Oh mi god, comparar ese dato con el dato de todos los días en las noticias que además de aclarar el estado del tránsito aclara el estado de manifestaciones en BsAs fue verdaderamente un shock!).

Ojo… que al estar tan cerca, también pude tener mis dosis de argentinidad. Entre 25 de mayo y partidos de futbol, puede hacer que estaba en Argentina  por un rato aunque sea. Picada, fernet, empanadas y humita (que aprendí a cocinar gracias a la magia de internet, o bueno, que aprendí a ver como una amiga las cocinaba con instrucciones de internet, que es básicamente lo mismo, no?) y un grupo de amigos muy graciosos pude volver un rato.

En estos días me voy a conocer otros lugares como Concepción y Viña del Mar y Valparaíso, y vendrán nuevos comments. Mientras tanto los dejo con algunas de las fotos de mis día a día, que aunque más allá que cambie el paisaje, son las que me acompañan diciendo Po en vez de Che (ponele, no encontré significación exacta), y Huevón en vez de Boludo 🙂 .

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2 comentarios en “3 semanas al otro lado de la cordillera

    • Tal cual todo lo que decis de CHILE. Que bueno esto que estas viviendo. Si podes cuando vayas a Valparaiso anda a ver la casa de Neruda que se llama La Chakana. Besooooo

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